El fin de semana ha sido cansado y doloroso. Ana no tenía muchas ganas de hacer cosas por el cansancio y los repentinos dolores que la inutilizaban. Aún así, cada vez que podía, se ponía a hacer cosas en la casa por lo que yo iba detrás de ella intentando que descansara. Me parece que si yo fuera el embarazado estaba tirado en la cama pidiendo morfina.
A Pedro, aunque no hemos salido mucho lo hemos intentado entretener. Le tiene miedo a las brujas y para matar el aburrimiento de vez en cuando le asustábamos con una bruja que tenemos. Al principio lo ha pasado un poco mal, pero finalmente ha aprendido a asustar a papa y a mama. El llanto inicial se ha transformada en una continua carcajada. Ana dice que traemos a una pequeña bruja, lo presiente...
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